miércoles, 25 de febrero de 2009


todo está un poquito más allá...

Después de tantos días contados con ambas manos, voy a verle...
El encuentro será el Sábado por la noche,
casual, por supuesto.
Sólo espero que me mire...
Mi resignación me impide que quiera más que eso.
lo perdí.

sonreí, volá, viví ...

" desAPARECER "

sin saber porqué, volvió en mi un recuerdo que habia intentado enterrar donde nadie pudiera encontrarlo. no por feo ni por triste, simplemente por ser algo que no logré captar en su debido momento. preferí dejarlo ahí, tan solo como supo hacerme sentir. estaba en ese estado en el q no se sabe si se está profundamente dormido, entre sueños, o completamente despierto pero haciendo el intento. ví gracias a la poca luz q se cuela por la ventana de mi cuarto una foto, pero pese a la vigilia, no logré distinguir de que se trataba. el culpable de mi estado en este caso habian sido las 16 horas de viaje de regreso a casa, más la mala postura que decidí adquirir para emprender la vuelta. pienso si todavia vale la pena escribir cosas sin sentido a altas horas de la madrugada, quién sabe que hora será. fue un largo día en la ciudad y una larga lucha para acostumbrarme a que ya pasó, lo vivido fue y lo que queda por vivir será; eso si, de una manera completamente diferente. creo que por primera vez voy a dejar mi Seguridad guardada en el fondo de algun cajón, y no voy a intentar convencer a nadie de que sé lo que quiero para mí. sinceramente no tengo idea. estoy soñando con cosas que ni alguien con poderes podría concederme, pero lo pienso, lo proceso, lo siento, y se siente bien. me dan la mínima esperanza de saber que por lo menos en mi mente son proyectables. existen y algun día van a salir a la luz. ese día recomiendo mantener una gran distancia; hay que cerrar los ojos y caminar para otro lado. no me gustaría que alguien me viera desaparecer.

frenética

despues de varios dias desconectada del mundo, viviendo nuevas experiencias y momentos magicos que iban a marcar mi existir haciendose pasar por inadvertidos, volvi a encontrarme con mi alma. durante el viaje todo parecia utopico, una sonrisa de oreja a oreja se salian del lente de la camara y hacia estallar de la risa. por dentro: un vacio inexplicable, mitad triste mitad confuso. nada bueno, pero nada seguro. es esa sensacion de que se te desconectan los 5 sentidos y te imposibilitan hacer lo que mas te gusta, sentir. cada escalofrio al levantar una copa al viento y brindarle a la nada en aquellas fechas compartidas años atras, fueron los que me llevaron a darle nuevamente un espacio en mi mente. una mente que se colma de cosas buenas y malas, pero que siempre tiene un pequeño espacio reservado solamente para él. las ansias me perturbaron durante toda la noche, no concebia el sueño por la simple idea de saber que hoy iba a verle. sin embargo, no hubo lugar a nervios, ni miradas de reojo. le apareci de sorpresa en una estacion de servicio, y como si fueramos un par de imanes hiper cargados, nos fusionamos en el abrazo mas sincero de todos los tiempos. los besos crecieron en intensidad de una manera natural, hasta volverse algo casi frenético; demasiada urgencia insatisfecha. con ellos aprendi cosas que no se enseñan en los libros, y que de tan obvias nunca llegue a percibir. sin tener bien en claro que es lo que quiero, o por lo menos lo que no quiero, me enorgullezco al pensar que encontre una persona que pese a sus defectos y errores del pasado, es la mas simple y calida que conoci. la que con solo una mirada me demuestra con sinceridad y honestidad que hoy sabe valorar y apreciar lo que tiene. no creo hallar alguien que se le asemeje en lo mas minimo, desde como nuestras formas se compenetran para quedar perfectas, hasta como abreviamos las palabras mas largas en la mirada mas profunda de todas. no creo querer perderlo.

FREEDOM


tic-tac

parece una adicción enfermiza, son momentos en los que en lo único en lo que quiero dedicar mi tiempo es en escribir y pasar a escrito un pequeño porcentaje de todos los movimientos que se llevan a cabo dentro de mi mente. ahí veo que es tanta la información que recibo de allí, que al leer algo terminado no se asemeja ni un poquito a lo que intento transmitir. al fin y al cabo el único fin es utilizarlo para descarga propia. no es exactamente lo que me había propuesto para estas altas horas de la noche, pero luego de un día fatal, es bueno tomar una cucharada de mi propia medicina. en este momento no tengo una sensación temporal de todo lo que me ha pasado, pero el tic tac del reloj de pared me suena demasiado extraño. va más rápido de lo común, y las agujas se deslizan en lado contrario. vuelve todo atrás y no hay botón alguno que pueda frenarlo. 1 de la mañana, 10 de la noche, 3 de la tarde. días, meses, años. quien sabe cuantos. la cuenta esta perdida, pero aún lo recuerdo. abro los ojos y bajo a la tierra, comprendo que el tiempo es hoy y entonces intento concentrarme. ahora, en vez de retroceder las agujas del reloj, se detiene por completo. me quedo inmóvil, pensando en un porqué y la respuesta se me aparece como por arte de magia. es mejor quedarse en el limbo entre la nada y el infinito que avanzar a pasos agigantados. cualquier cosa menos mirar una gran desilusión del pasado que nos cala el alma con angustias y pesadillas. entonces, una vez aceptado eso, veo como lentamente comienza a funcionar de manera correcta. arranca nuevamente, y aunque parezca más lento que nunca, es la manera en la que debo situar mis nuevas perspectivas. el tiempo pasa lento, sutil, y ahora lo ultimo que deseo es pensar. simplemente quiero pasar el tiempo sin prisas ni obligaciones. el cuerpo me pesa y el cansancio se transmite a través de mi postura y mi rendición. me doy cuenta que estoy agotada. he intentado correr lo que antes no fui capaz de andar.

martes, 24 de febrero de 2009

nueva ·


no sabía como empezar este fragmento, mi mente estaba en blanco, y las pocas imágenes eran borrosas. estuve a punto de dejarlo para otro momento hasta que sonó. se trataba de una llamada que venía del pasado; una voz que en su momento había llegado a adquirirla como propia pero que ahora me costaba reconocer. al darme cuenta que se trataba de él, una sensación de tortura tan extraña comenzó a subir por mis piernas terminando dentro de mi espina dorsal, dándome un escalofrío que quebró mi voz en pedazos. no sé si consciente o inconscientemente, pero quise sumergirme en un estado de serenidad; intenté sonar desinteresada y ocupada, pero me conocía tanto que mis nervios tomaron el protagonismo de la escena. el error había sido mío, la noche anterior. una suma de días carburando y pensando en situaciones donde nos veíamos en el mismo foco, escribiendo textos donde la única fuente de inspiración era su ser, e intentando hacérselo saber por todos los medios. una semana cubierta de altibajos que terminó en un mensaje de texto desde un celular que carecía de crédito, aunque misteriosamente la línea quiso que se entregase. al oír su voz repleta de nada y llena de vacío, mis emociones se dieron vuelta en cuestión de segundos. ya no me sentía una victima en la escena del crimen, sino una culpable. una gran culpable. se despertaron en mi razones que había intentado encubrir tiempo atrás, y que me mentían a mi misma. pude ver en mi persona todos los defectos que me son tan fáciles de reconocer en otros, menos en mi. me miré al espejo y me di cuenta que estaba asqueada de mi misma. lo quise cambiar. el encuentro se dio a la hora de siempre, en el lugar de siempre, y con el mismo corte de pelo. allí había sido nuestra primera cita, donde ahora arreglábamos la última, casi con la misma vergüenza e inhibición de la primera. no dejé que me tocara, no quería abrazos ni afecto. sabia positivamente que si llegaba a permitir que eso ocurriera, me iba a derrumbar. necesitaba tener el control, necesitaba recuperar el control. hablamos y nos tildamos de maduros, de personas grandes que superan las malas experiencias en un abrir y cerrar de ojos. pero internamente estaba sacudida entre múltiples emociones. control. no llegué a desintegrarme ni a entrar en ese estado catastrófico de otras ocasiones, pero naturalmente comenzaba a notarse el brillo deprimente de mis ojos. llegado el momento, me negaba a tocar aquel tema de conversación, me negaba a volver a pasar por lo que en su momento supe sentir, algo sorprendentemente inexplicable. no quería no quería, pero la prisa y la ansiedad ya habían entrado en aquel tópico. la presión en el pecho, el crujir de los huesos, las mismas lágrimas de siempre. aún me quedo sin aire al pensarlo. son viajes de ida y vuelta, kilómetros que caen como los segundos dentro de un minuto, pensar en otra cosa, control, control, control. ya harta de sumergirme en tanto dolor y de ver a mi alrededor simplemente nada, entré en un estado de paz. mas allá de que mi cerebro no era capaz de procesar y de que mi voluntad estaba completamente anulada, me comprometí a sentirme impermeable. mas allá de que eso implicara ir haciendo, ir andando, sin alegrías luminosas ni ilusiones de cristal, prefería aquello antes que las mil agujas que se me clavaban en la espalda con un simple pensamiento. mi corazón comenzó a desacelerarse de a poco, pero no me deje caer ni me abandoné. con ese encuentro, algo había quedado claro: el destrozo causado era irreparable, y ya no había vuelta atrás. sin embargo, hoy siento que volví a nacer. es como si te sacudieran y te desincrustaran todo el polvo que se ha ido depositando sobre ti en el último tiempo. Nueva.

DESPUÉS HABLAMOS...

“no me llamó”. esa había sido la frase más repetida y popular durante su larga relación. resultaba ser que los tiempos para ellos iban diferentes. lo que para ella y para prácticamente toda la población mundial era una hora, para el eran tan solo un par de minutos. por lo que era muy común quedarse esperando durante mucho tiempo un digno llamado de su parte. que por cierto, pocas veces llegaba, o llegaba a las apuradas con un “después hablamos bien”. pasaron unos cuantos meses cuando finalmente se dio cuenta que la situación ya estaba tocando fondo. pero no deseaba morirse y, en general, se deprimía de vez en cuando y decentemente, esto es, en niveles poco desmesurados y manejables. pero ella no asumió como el afrontaba sus demandas, ni su creciente histeria expresiva: es increíble lo mucho que aguantamos, en el amor, cuando estamos dispuestos a mentirnos. estará ocupado, tendrá mucha gente en el trabajo, se le habrá quedado sin batería el celular.el limite crecía cuando el lazo de ambos comenzaba a depender relativamente de ella, o por lo menos cuando eso se empezaba a notar desde lo lejos. cada vez se hacia más notorio su desinterés por ella y eso aumentaba la tensión. por lo general, el hacia malabarismos con sus palabras para quedarse siempre en un perfecto limbo entre lo cariñoso y lo remoto, y nunca terminaba sus mensajes con nada mas caliente ni mas intimo que un muy cauteloso “mañana hablamos”. mientras tanto, ella proseguía su descenso a la total indignidad con la espera del milagro. mientras le veía desaparecer en el horizonte, ella iba cumpliendo una vez más todas las etapas habituales de la infamia. por citar unas cuantas: rogó. suplicó. le juró que dejaría de hablarle. se desdijo. le juro que dejaría de quererle. se desdijo otra vez. la gente no entendía, no podía saber que, por entonces, ella no tenia otro afán en la vida que el de embarcarse en el antiguo viaje, el único que en verdad merece la pena realizar, ese viaje que te conduce al otro a través del cuerpo.de manera que ella siguió haciendo el ridículo durante algunos meses.hasta que una madrugada, en un momento de lucidez, o quizás de hastío, o probablemente temiendo haberle hecho mala impresión con tantas quejas, le mando una carta razonable. estoy contenta con mi vida, le venia a decir; no me importa que no hayas respondido a mis pedidos, se sugería entre líneas. y terminaba, magnánima y airosa, enviándole un “después hablaremos”. parecía el triunfo elocuente que ella había estado esperando durante meses, que fue simplemente desmoronado cuando él le contesto a la mañana siguiente, con una celeridad y expresividad insólitas en él desde hacia mucho tiempo. su carta, larga, locuaz, chistosa, estaba llena de alivio y palabras afectuosas. “que bien que estés contenta, yo estoy contento si tu estas feliz”, decía. y al final se despedía con su típico pero inesperado “dale, después hablamos”.ella hubiese querido matarlo.fue la estocada final, la herida ultima; ella había sobrellevado su marginalidad, su invisibilidad y su desatención, pero lo que ya no podía soportar era todo este afecto equivocado.y fue ahí cuando logro sentir sus pies en contacto con la tierra húmeda. finalmente había bajado a la tierra y comprendido que esa era la vida por la que ella había optado. por una milésima de segundo tuvo una visión. era el, sentado, queriendo ver lo mejor de ella, quien lo único que podía hacer era intentar. de repente todo era magnifico. era la vida. era el, era ella. desconectados hacia tiempo. le había llevado mucho tiempo lograr entender que, en el caso de ausencia del llamado prometido, era inútil verificar el buen funcionamiento de la línea de teléfono o conjeturar que a él lo pudo haber pisado un camión. la única respuesta para eso era que ella se había enamorado del sujeto equivocado.

lunes, 23 de febrero de 2009

pensé que lo extrañaría, pero no. no es posible porque nunca se fue.
LA SOLEDAD ES UN ESTADO VITALICIO DEL ALMA.



"tu cuerpo lo dejará intacto, lo que lacerará será tu alma"

lo más lindo, siempre tan lejos

teníamos hambre y sueño, pero ni la mas remota intención de levantarnos de la cama. desde siempre fuimos declarados especialistas en quedarnos inmóviles, entrelazados, pensativos. hoy quisimos potenciarnos en dicha profesión. era nuestro encuentro luego de varios días sin siquiera concebir la idea de poder tocarnos, sentirnos, estudiarnos. de repente todo se torno perfecto, y en nuestras mentes no hubo nada más que la fascinación de contemplar al otro. los sentimientos parecían explotar, saliéndose de nuestros adentros sin siquiera preguntar. la magia existió, y fue concentrada dentro de esas cuatro paredes, transportada por la brisa que entraba por la ventana y se hacia notar haciendo bailar a las cortinas. jugamos a recordarnos, con más de lo mismo pero no igual. la misma mirada, la misma sonrisa, el mismo miedo previo que luego se convertía en una gran satisfacción. el tacto de sus manos lo tenia latente en mi memoria, que volvía a recorrer con ellas los kilómetros de mi piel. si la señora que habita el departamento de enfrente hubiese tenido la oportunidad de observarnos, hubiese creído que aun nos aprovechabamos, y raramente hubiese notado el inmenso abismo que realmente nos separa y nos mantiene ocupados.para que una relación no tenga la oportunidad de verse destruida, es necesario construir más puentes y menos muros. mientras escribo en este diario y en mis oídos suena por casualidad la canción que supe dedicarle, pienso y me castigo a mi misma por no haber seguido ciertas advertencias. vuelvo a imaginarme a su lado, aprendiendo juntos y riéndonos a carcajadas. y es en ese momento en el que todo vuelve a mi mente y siento los pies en contacto con el suelo otra vez, que me anticipan la famosa “baja-a-la-tierra” cachetada. lo reconozco, es el ya nombrado muro del cual estaba hablando. pero sigo acá. sigo de pie. hoy aprendí a respirar con más eficacia y concentración. aprendí a contar cuando inhalo y exhalo, y a darle importancia a esa corriente de oxigeno que me llena los pulmones y me llena la vida. no hay nada que a estas alturas uno no pueda aprender, ni olvidar, ni superar. si el muro de Berlín pudo caer, el mío va a ser una pavada. lo único que te pido mi amor, ya no corras tras mis huesos.

el poder de mi mente

se está tornando en algo nuevo, algo extraño. no reconozco este terreno y no se como actuar ante él. es como un círculo vicioso, cuya puerta de salida no está habilitada para mi. quiero salir, pero mi inconciente solo desea adentrarse cada vez más en la oscuridad del recuerdo. me mantengo la mayor parte del día ocupada, pensando y proyectando por mi cuenta cosas que antes nuestras mentes compartían. el vacío es abismal, y aun no logro encontrar aquel antídoto reemplazador. reemplazador de tiempo. reemplazador de ideas. reemplazador de sonrisas. a mi corta edad no aspiro a mucho, ni pido demasiado. ni siquiera pretendo que se trate de una figura humana. lo único que necesito es una nueva habitación dentro de mi cabeza, donde pueda donar los pensamientos viejos y decorarla de nuevas ilusiones, no sin antes cerrar ambas ventanas cubiertas de respingadas pestañas para evitar que mi tristeza se desagüe por ahí. en situaciones como estas me siento tan pequeña que la grandeza de mis extraordinarios pensamientos me opacan. tengo una vida apacible dentro de mi cabeza que me condena al bienestar de mi inocencia. suelo zambullirme en ideas intangibles con el fin de perder no solo los estribos sino también la noción del tiempo y del espacio. los ánimos se alteran, pierdo la razón y puedo oír con claridad los susurros de las voces del pasado. de repente me siento en una encrucijada; ya no quiero que estos pensamientos enfermizos me posean. las imágenes pasan a varios kilómetros por hora, pero me son tan familiares que las puedo distinguir. extraño. pienso. deseo cosas imposibles, como cortar mi mente en pedacitos y eliminar de ella todos mis remordimientos. me arrepiento. mi instinto homicida me obliga a saltar, y para eso procedo a abrir ambas ventanas. ya es tarde, la tristeza no ha tardado en derramarse.